Llega el verano y también el calor sofocante y el malestar derivado de los ambientes demasiado cálidos. Muchas personas tienden a buscar soluciones diversas, a veces costosas, como los equipos de aire a condicionado, y otras más simples y no por ello menos solícitas a la hora de combatir la temperatura, como los ventiladores.
Mi marido siempre me ha contado que mi difunta suegra recurría a un truco bastante sencillo que era colocar sobre la mesa del comedor un bol con cubitos de hielo para refrescar el ambiente mientras se deshacían.
Hoy os voy a proponer una solución de la que os puedo garantizar que funciona pese a lo sencilla que es y hasta increíble.
Para hacerlo necesitaremos:
- nuestro ventilador de casa
- un par de botellas de plástico (de las de agua)
- un par de clips por botella (preferiblemente de los de colores)
- un cutter o cuchillo bien afilado y, si lo tenéis, un soldador de punta de lápiz o bien un destornillador de punta de estrella.
Con este equipo tan sencillo vamos a lograr un gran y sorprendente resultado al que vamos a seguir poco a poco.
Lo primero que tenemos que hacer es vaciar cada botella completamente.
Debemos hacer hincapié en que según el tamaño de nuestro ventilador deberemos utilizar unas botellas más grandes (de litro y medio) o más pequeñas (de medio litro).
A continuación, y con un cutter o un cuchillo bien afilado, recortaremos la base de la botella, a aproximadamente un dedo de la base, pero sin hacer el corte completo, deberemos hacerlo de modo que la parte de la base ejerza como de tapa pues nos va a resultar muy útil. Yo recomiendo cortar las siete octavas partes del perímetro de la botella.
Lo siguiente que haremos será colocar la botella enfrente nuestro, pero con la parte no cortada de la base en la parte más próxima a nosotros pues será por donde haremos los pequeños orificios de circulación del aire. Para realizar estos agujeros lo más sencillo es emplear un soldador con la punta de pincel, que suelen tener un diámetro de pocos milímetros, suficientes para nuestro propósito. Si no tenemos un soldador podemos recurrir al sencillo truco de calentar al fuego la punta de un destornillador y emplearla con el mismo propósito que el soldador, hacer los pequeños orificios de ventilación.
Los pequeños agujeritos de ventilación se harán en un orden sencillo, empezando por los dos primeros a una distancia de unos tres centímetros el uno del otro y a un centímetro de la tapa, justo teniendo presente que sea la parte unida al resto de la botella.
A continuación seguiremos haciendo orificios al gusto de cada uno, cuantos más menos nos durará el efecto. Yo os recomiendo hacer tres por debajo de los primeros, cuatro por debajo de éstos y una última tira de tres agujeros. Esto significará que no habremos sobrepasado con los agujeros la tercera pare de la botella, la cual, como podréis observar, tendrá el tapón orientado hacia abajo.
También, y para facilitar la circulación del aire, haremos dos o tres agujeros en la base de la botella.
Lo siguiente que haremos será preparar los clips, que deben ser preferiblemente de colores puesto que llevan una protección externa que aumenta su duración y así no nos afectará al ventilador.
Los abriremos simplemente girando hacia afuera la parte interna, de modo que nos quedarán con un aspecto de doble anclaje que es lo que necesitamos para fijar cada botella al ventilador.
No hay problema en poner las botellas enganchadas con nuestros clips por la parte de atrás del ventilador dado que permiten el movimiento con facilidad del mismo. El mecanismo ya casi está listo.
Lo último que necesitamos ahora mismo es cargar las botellas con cubitos de hielo, recordad que la parte superior nos permite introducir cubitos de hielo, de los que todos tenemos en nuestro refrigerador ya sea en cubiteras o en bolsas de plástico para hacer cubitos.
Os recomiendo que no sobrepaséis la mitad de la dimensión de la botella para que no sobresalga el agua. Tranquilos, el agua en estado sólido ocupa más volumen que el agua líquida, por lo que si seguís estas pautas no os encontraréis con ningún charco alrededor del ventilador. Otra opción es poner a congelar la botella con su contenido de agua en nuestro congelador y ponerla en el ventilador, logrando el mismo efecto.
Una vez hecho el montaje sólo queda poner en marcha el ventilador y a la que los cubitos empiecen a descongelarse el aire fresquito será repartido por las aspas del ventilador por nuestra estancia y os llevaréis una muy grata sorpresa de ver los efectos refrescantes de este invento.
Una vez deshechos los cubitos podemos reciclar el agua que nos quedará en las botellas o bien para regar nuestras plantas, que para eso tenemos el tapón de rosca de la botella, o bien para poner a congelar nuevamente la botella con el agua y poder así reiniciar el proceso.
Como veis, podemos superar la ola de calor con un poco de ingenio.
BUEN FIN DE SEMANA
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