Cada viernes os traigo una propuesta gastronómica con la que podáis sorprender en casa, con los amigos y porqué no, que os sorprendáis a vosotros mismos, que os lo merecéis.
Hoy es el
día mundial del pan, y qué mejor forma que celebrarlo que elaborando un pan casero sencillo, que no necesite amasado y que os anime a meter las manos en la harina.
La receta que os propongo no necesita tiempos excesivos de espera, sólo ganas, paciencia y una temperatura adecuada.
Hacer pan en casa es más fácil de lo que muchos piensan, de acuerdo que una vez que empiezas quieres perfeccionar, conseguir una corteza más dorada y crujiente, más alveolos en la miga, más esponjosidad… pero ¿a quién no le supo de maravilla el primer pan que horneó en su cocina, por muy feo que quedara?.
500 gr de harina
330 gr de agua
10 gr de sal
1,5 gr de levadura seca
Como no vamos a amasar, disolvemos la levadura en agua tibia. Y mezclamos con la harina y la pizca de sal enérgicamente con una mano.
Es importante dejar la otra limpia para ir dándole vueltas al bol donde estamos preparando nuestra masa. Èsta debe quedar pegajosa, si no lo está debes añadir más agua (siempre tibia).
Ahora la dejamos reposar 5 minutos tapada con un paño limpio. Que el paño toque la masa para que después no nos salga costra.
Ahora le damos la vuelta a la masa y la tapamos lo más herméticamente que podamos. Si tenéis un bol con tapadera es la mejor opción pero si no, podemos ponerle film trasparente. Y a pesar de lo que muchos puedan pensar, meteremos nuestra masa en el frigorífico durante 24 horas. Al día siguiente la masa habrá doblado su volumen. Si veis que no os ha crecido mucho, dejadla a temperatura ambiente durante 1 hora.
Ahora con cuidado damos la vuelta a la masa y con las manos enharinadas, vamos cogiendo pequeñas porciones y formando nuestros panecillos.
Los iremos colocando sobre nuestra placa de horno. Yo le he puesto un papel sulfurizado primero, pero si queréis depositar la masa directamente no hay problema.
Ahora con un cuchillo limpio y muy afilado, haremos unos cortes sobre los panecillos para que cuando se horneen tengan una apariencia aún más rústica. Os recomiendo que humedezcáis el cuchillo para que los cortes salgan homogéneos. Los podéis espolvorear con un poco de harina por encima y os quedarán como los de un profesional.
Dejamos reposar una media hora en la placa y las metemos en el horno.
Lo tendremos precalentado a 250 º C y crearemos un golpe de vapor metiendo una cazuela con agua en el horno debajo de nuestra placa.
Después de 10 minutos es importante que bajemos la temperatura a 220 ºC, retiremos la cazuela con agua y continuamos con el horneado otros 25 minutos.
Si queréis que la corteza quede crujiente, cuando acabe el horneado y hayáis apagado el horno, dejad que los panecillos reposen en el interior 20 minutos con la puerta entreabierta. Si los queréis más blanditos, sacarlos y ponerlos a enfriar sobre una rejilla.
Yo he hecho panecillos porque me son prácticos para los desayunos de la semana, pero podéis hacer una única pieza en forma redonda o un pan en forma rectangular introduciendo vuestra masa en el típico molde de plum cake.
¿Os animáis a prepararlos?. Cuando lo hagáis la primera vez no pararéis.
Que rico olorcillo. Es como si estuviésemos en una panadería de las de toda la vida.
Ya me contaréis cómo os ha ido en vuestra experiencia panadera.
BUEN FIN DE SEMANA.