"Mas vale tarde que nunca", dice el refrán, y me interesa sobremanera aprovecharlo en ésta ocasión. Se que este mes os he tenido un poco abandonados, pero entre las fiestas Navideñas, esta sorpresa que os traigo yo, la gripe que nos acecha y la vuelta a la rutina, he preferido esperar y cuando el bolso estaba lleno de nuevas ideas y consejos para mejorar la rutina diaria para volver como cada semana a tope para un Año cargado de novedades.
Incorporo al blog un apartado de Viajes en el que os contaré mis impresiones y así cumpliré con lo que muchos me habéis pedido ya que soy una gran amante de las experiencias que requieren salir de casa.
Empiezo el año visitando una de las mejores ciudades para vivir según alguna de las mejores revistas socioeconómicas del mundo, aunque mi opinión discrepa bastante de ellas.
No es de las ciudades que me han cautivado, ni por la arquitectura ni por el carácter de sus gentes, pero si por su limpieza y seguridad.
Al ser un viaje en una estación en la que en Copenhague el clima es bastante extremo, es importante planificar el viaje con antelación.
Ropa de abrigo, calzado calentito y a ser posible antideslizante e impermeable, guantes, gorro y bufanda y por supuesto paraguas.
Desde el aeropuerto de Copenhague
existen líneas de tren, metro y autobuses que llevan a los diferentes puntos de
la ciudad, en nuestro caso fue en tren, ya que a mi marido y a mí nos encanta este transporte
En Dinamarca el inglés casi es una segunda lengua y con un domino mínimo del
mismo se puede preguntar y moverse con facilidad, los daneses son muy educados y
atentos.
Un buen consejo es que calculéis
los días que vayáis a estar en la ciudad y tramitéis la compra (se puede hacer
online en esta dirección: http://www.copenhagencard.com/) de la “Copenhaguen
Card” que os facilitará el uso ilimitado del transporte público urbano y las
entradas a los principales puntos de interés turístico de la ciudad (museos,
palacios, etc). La podréis obtener en el punto de información del aeropuerto,
en la Terminal C.
La ciudad es fácil para recorrer
por medios propios o bien añadiéndose a los tours que desde la plaza del
ayuntamiento (a las 11:00 h.) o al lado del palacio de Christianborg (a las
15:00 h.) se organizan para recorrer el casco histórico de la ciudad. Lo que no
os podéis perder es hacer un pequeño recorrido en barca por los canales de la
ciudad para recorrer sobretodo el barrio del Nyhavn y los puntos más
emblemáticos de la ciudad. Tranquilos, los puntos de interés turístico están
bien indicados.
Os voy a recomendar unos sencillos
recorridos que podréis hacer por vuestra cuenta en tan sólo un par de días y que son agradables y cuando
os canséis podréis entrar en cualquier cafetería a tomar un café y, por cierto,
tienen el “cortado” como forma de café. Pero para curiosidades el que también
podréis ver literalmente “churros” muy agradables para recuperar fuerzas.
Primer Día.
El primer día comenzamos en la misma Central Station (os recomiendo reservar el hotel en los alrededores de la misma, ya que os podréis desplazar al centro de la ciudad a pie) al lado de la cual se encuentra el
afamado Tívoli (parque de atracciones) que nosotros no pudimos visitar porque estaba cerrado al estar
fuera de temporada, y no pudimos recorrer sus jardines.
Justo enfrente del Tívoli se encuentra la plaza del ayuntamiento, desde la que podréis apreciar en su plenitud la fachada del bonito edificio que vale la pena visitar por dentro, y que podréis hacer por vuestra cuenta.
Justo al lado del edificio del
ayuntamiento se encuentra la estatua dedicada a Hans Christian Andersen, el
famoso autor de cuentos clásicos.
Desde la plaza del ayuntamiento
se inicia la afamada calle comercial Stroget donde encontraréis tiendas de las
principales marcas internacionales y tiendas de artículos de diseño danés, ahí
me entretuve mucho, debo reconocerlo.
Acabamos la jornada haciendo un
recorrido en barco por los canales desde el Nyhavn (el antiguo puerto).
Pero como la policía no es tonta y el frío da hambre, mirad lo que descubrimos y que está por todas partes... claro los daneses son sosos, pero tontos no. Sí, churros. Aunque os confieso que no están tan ricos como los nuestros, pero que entran, entran.
Si no que se lo digan a mi marido, que disfrutó como un niño con zapatos nuevos.
Y ahora sí, al barquito que aquí anochece a las 16,00 horas y hay que recorrer el Báltico y hacernos una idea de las ciudad.
Por cierto, antes de subir al barco visité uno de los baños públicos de la ciudad, y quedé encantada, porque además de estar limpísimos y ser gratuitos, estaban con calefacción, imagináos con el frío que hacía. Pero bueno, en el barco también la había, no se de que me quejo.
Es importante que sepáis que a las 16,00 horas se cierran todas las atracciones y servicios públicos de la ciudad, por lo que debes organizar el día en función de sus horarios. Y que las tiendan cierran a las 18,00 horas y ahí definitivamente parece que se acaba el mundo.
Toca cenar, pero sobre la gastronomía danesa hay que decir que es de las gastronomías escandinavas menos sabrosas. Para comer barato y típico, lo mejor es buscar un local en el que sirvan "smorrebrod", una especie de sándwich de centeno abierto y untado con mantequilla sobre el que colocan pescado, carnes, embutidos y todo tipo de verduras, y es algo así como la especialidad nacional. La verdad es que la ciudad entera huele a comida rápida, y hay puestos de la misma por toda la ciudad, por lo que no os será difícil picar algo sin interrumpir el recorrido por la ciudad.
Segundo Día.
Nos aconsejaron en el Hotel empezar el día visitando la Imagen de la Ciudad, La Sirenita, ya que está bastante retirada y a esa hora no suele haber mucha gente. Y digo yo ¿gente? pero si el tiempo no acompaña, quién querrá visitarla un día así..
Bueno, hacer este recorrido
nosotros nos desplazamos en autobús, pero existen paradas de metro , aunque no te quedas demasiado cerca, seguro llegarás más rápido, pero la verdad es que así aprovechamos para conocer más a fondo la ciudad. Suele estar abarrotado de turistas deseosos de
hacerse fotos, pero nosotros tuvimos la suerte de tener un día lluvioso y…
estaba sin nadie cerca, aunque no tardaron en aparecer más turistas, a los que les agradecemos la foto, porque si no...
Si seguís bajando por el paseo,
dejando el mar a la izquierda, iréis llegando a la iglesia de Sant Alban, justo
a la entrada del Kastellet, un precioso
lugar para pasear y que antaño fue un cuartel militar y ahora es un espacio
ajardinado de la ciudad.
Al lado mismo de la iglesia de
Sant Alban se encuentra la fuente de Gefión, y todo muy cerquita.
Si tomáis nuevamente la ruta os
dirigís por una calle que pasa por delante del museo de arte contemporáneo y
llegaréis a la iglesia de mármol.
Y siguiendo la calle llegaréis al
palacio de Amaliensborg (residencia de la familia real danesa) donde podréis
disfrutar de bonitas fotos y, a las 12:00 h. presenciar el espectáculo del
cambio de guardia.
Atravesando un puente no
tardaréis en llegar al museo de cultura contemporánea y al barrio de
Cristiania, que pese a estar recomendado en todas las guías como enclave
bohemio… a nosotros nos produjo respeto: todas las malas pintas de la ciudad y
los policías armados y con caras de pocos amigos...
Desde allí y de regreso hacia el centro fuimos visitando las diferentes iglesias que encontramos en el camino hasta llegar al palacio de
Christianborg, del que podréis visitar diferentes zonas puesto que es muy
grande.
Acabamos el recorrido del día
paseando por las calles colindantes a Stroget. Por cierto, muy cerca de esta
calle podréis visitar la Torre Redonda,
el observatorio astronómico en el que trabajó Tycho Brahe.
Tercer Día.
En dos días podéis visitar sin problema lo más importante de Copenhague, pero seguramente hay mucho más que ver, pero en nuestro tercer día decidimos visitar Malmoe en Suecia.
Desde la Central Station salen trenes al
aeropuerto cada veinte minutos, pero además se puede comprar los billete para
enlazar, en el aeropuerto, con otra línea internacional de tren que lleva hasta allí, sin problema. Para hacerlo no podéis olvidar llevar encima el pasaporte.Es un trayecto precioso, ya que el tren va por un puente que atraviesa el Báltico y las vistas son espectaculares.
El trayecto es de escasamente
veinte minutos con control de frontera incluido, y bajamos en la estación
central de Malmoe.
Esta es una ciudad sueca muy
agradable y tranquila, y enseguida notaréis la diferencia con Dinamarca. No tanto en el paisaje como en sus habitantes. El sueco es más simpático, y empático que el danés, y eso se agradece.
Aquí podemos visitar su castillo, en cuyo interior
se encuentran varios museos bastante recomendables.
Desde el castillo podréis
apreciar la Torre Redonda,
de Calatrava, que no deja de ser un edificio vanguardista.
Y paseando por los diferentes
jardines y calles de la ciudad llegamos hasta la plaza del ayuntamiento.
En ésta plaza se encuentra una emblemática farmacia y su calle comercial desde la que
podréis ir hasta otra emblemática plaza puesto que sin darte cuenta te
encuentras en medio de un cementerio abierto a la manera de espacio público.
Teníamos dos cosas pendientes,
una era visitar la iglesia de San Petri, y la otra era disfrutar de un
delicioso fikka, que no es otra cosa que tomar un café con algo dulce para
comer y… hablar tranquilamente a la luz de pequeñas velas y mirando a la calle,
viendo pasar a la gente.
Después sólo quedó regresar a
Copenhague y preparar el regreso a casa.
Es un viaje para un puente o fin de semana largo. Supongo que el haberlo visitado en invierno tiene su qué y a lo mejor te desencanta, pero queríamos terminar nuestro recorrido por los Países Nórdicos visitando alguno de ellos en invierno, y eso si que ha merecido la pena.
Espero vuestros comentarios y sugerencias de viajes, ya estamos preparando el próximo y espero que lo podáis disfrutar.
BIENVENIDOS A INTENDENCIA TRAVEL.