En éstos días en los que frecuentamos las playas y piscinas para refrescarnos y tomar el sol, me he fijado en que algunos de los bañadores que lucen orgullosos muchos de los bañistas, al cabo de los días, aparecen deslucidos y "dados de sí", por lo que hoy os daré algunas pautas para cuidar nuestros trajes de baño y que parezcan como salidos de la tienda.
A la hora de estrenar un bañador, es importante fijar los colores. Si nuestro traje de baño tiene colores vivos, es muy importante ayudarle a que los colores se fijen y que no se vayan decolorando con los lavados.
Antes de estrenarlo, te recomiendo que lo sumerjas en un barreño con agua fría y dos puñados de sal y que lo dejes sumergido en ésta 1 hora. Después, sólo tendremos que enjuagarlo y habremos alargado la vida de nuestro traje de baño.
Otro aspecto importante es lavarlo después de cada uso, nos hayamos bañado o no. Tanto el cloro, como el agua del mar, el sudor o los bronceadores, hacen que la prenda sufra, por lo que debemos eliminar cualquier resto de éste tipo. Tan sólo debemos utilizar un poco de jabón de tocador, enjuagarlo con agua fría y listo.
Nunca utilices suavizantes, son muy malos para los elásticos de los trajes de baño.
No lo escurras con fuerza o se deformará. Si quieres escurrirlo y tienes prisa, ponlo encima de una toalla, ésta absorberá el agua con rapidez.
Nunca lo seques al sol, siempre a la sombra.
No utilices pinzas para secarlo, ponlo sobre el tendedero en el respaldo de una silla, así evitarás que se deforme.
No lo planches y no lo metas en la secadora. Es una prenda delicada y debes tratarla como tal.
Si puedes evitarlo, aunque sea tu bañador preferido, no te lo pongas todos los días, descansa de él y dale tiempo para que recupere su forma.
Y por último, nunca lo guardes húmedo, ya que pueden salirle hongos y contagiarte al usarlo la próxima vez.
Sólo me queda desearos un buen resto de verano, y que no olvidéis dedicarle cinco minutos de cariño a vuestros trajes de baño.
BUENA SEMANA