Pestiños, buñuelos, tejas, piñonates o torrijas, da igual el que elijamos, siempre saben a tradición y a recuerdo.
Las torrijas ya se consumían en el Imperio Romano, donde la necesidad de aprovechar el pan sobrante da lugar a ésta milenaria receta.
Es un postre sencillo pero sabroso, y de la que hay tantos modos de elaboración que todo empieza a hacerse discurso. Los que opinan que hay que hacerlas con pan tradicional, lo que usan pan de molde, los que hacen las tradicionales de leche y azúcar, los golosos que las bañan en chocolate, hasta incluso las que las rellenan de crema.
Pan
Pedro Ximenez
Leche
Miel
Huevo
Aceite
El pan que voy a usar es un pan rustico que he dejado un par de días sobre el mostrador de la cocina para que se pusiera más recio, pero es una receta que admite cualquier variedad de pan, siempre que no esté recién hecho, ya que se desharía.
Lo cortamos en rodajas de un 1,5 cm aproximadamente.
En una fuente honda, echamos el vino y un chorrito de leche y lo mezclamos bien.
Vamos depositando las rodajas de pan en la mezcla de vino y leche y nos aseguramos de que se empapen por ambos lados.
Batimos los huevos. Ponemos el aceite a calentar.
Ya sólo queda pasar las torrijas por el huevo y llevar a las sartén. Y vuelta y vuelta.
Las dejamos reposar sobre un papel absorbente y mientras preparamos el baño de miel.
En una fuente honda echamos la miel, la que hemos temperado un poquito y la mezclamos con un poco de agua.
Ahora vamos poniendo con cuidado nuestras torrijas sobre el almíbar de miel y tendremos las torrijas listas para una buena merienda. Con éste baño conseguiremos que se conserven tiernas y jugosas durante días.
¿Qué os parecen éstas torrijas?. ¿Cómo las sueles preparar?. ¿Qué otros dulces sueles preparar en Semana Santa?
BUEN FIN DE SEMANA SANTA
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