Hoy compartiré con vosotros como hago que las nueces, que es lo que siempre tengo en casa , se mantengan frescas y como el primer día.
Lo primero es partirlas con cuidado, ya os enseñé como partirlas con facilidad y extraer el fruto prácticamente entero.
Si tenéis mucha cantidad y presumís que no vais a consumirlas en un corto espacio de tiempo, la mejor forma de conservarlas es a través de la congelación.
Las podéis poner en una bolsa de congelar o en un bote de cristal. Y cuando las necesitéis para añadirlas a una comida o postre, sólo tenéis que sacarlas. No se pegan entre ellas, quedan sueltas y como si las acabáramos de partir.
Si sois de los intendentes que os gusta tener siempre nueces a mano para acompañar un postre o simplemente tomar un par de ellas después de haber hecho vuestra rutina de ejercicio diaria, lo mejor es secarlas en el horno y guardarlas en un frasco de cristal. Os durarán como nuevas un montón, sin ese olor a rancio que a veces me he encontrado en algún sitio en el que me las han ofrecido en alguna ocasión.
Sólo las tenéis que extender en una fuente apta para horno, y meterlas en el horno a baja temperatura, entre los 135 y 150º durante unos 40 minutos.
Es importante que las controléis, ya que cada horno es un mundo. Sólo queda dejar que se enfríen por completo y las introducimos en nuestro frasco.
Os aseguro que además de durar, están riquísimas.
¿Teníais algún truco para conservar este maravilloso producto?
BUEN FIN DE SEMANA
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